miércoles, 1 de agosto de 2007

México: Crimen organizado produce 40% del PIB

La guerra contra las drogas ha conducido a México a una profunda violencia, sobre todo en los estados de las fronteras norte y sur del país. Los homicidios relacionados con el crimen organizado rebasan los 4 mil 567 muertos, durante los últimos dos años y medio, y hasta la última semana de junio de este año se reportan mil 345 ejecuciones. El aumento de la violencia del narcotráfico y la participación del Ejército en la seguridad pública tienen una razón fundamental: el Estado mexicano carece de un plan real completo, a largo plazo y bien estructurado para combatir al crimen organizado.

(Por: Mauricio Laguna) Fuente: Red Voltaire

La llamada “narcoviolencia”, de acuerdo con diversos analistas y reportes especializados, tiene origen y destino, por lo que consideran que es necesario observar este fenómeno como parte de las políticas del gobierno estadunidense en su esquema de lucha global contra el narcotráfico.

El informe especial de Laurie Freeman, Estado bajo asalto: La narcoviolencia y corrupción en México, de la Oficina de Washington para América Latina (WOLA por sus siglas en inglés), revela que “la competencia cada vez más violenta entre los cárteles mexicanos tiene un solo objetivo: beneficiarse del mercado de la droga en Estados Unidos. El narcotráfico es lucrativo porque millones de estadounidenses consumen drogas”.



En el apartado “La Narcocorrupción” la investigadora precisa que “al igual que la violencia, la corrupción asociada al narcotráfico se da como consecuencia de la existencia de un mercado negro. El negocio exige que los funcionarios de aplicación de ley y agentes judiciales sean sobornados e intimidados en ambos lados de la frontera”.

Se describe cómo “el crimen organizado no puede vivir sin la corrupción. Por eso el narcotráfico ha exacerbado la corrupción existente en México, un país donde las instituciones son débiles, carecen de transparencia o supervisión interna”.

Revela que hace dos años, durante el gobierno de Vicente Fox, al aplicarse el programa de seguridad pública México Seguro, ocurrieron 2 mil ejecuciones “al producirse una guerra contra las drogas que condujo a México a una profunda violencia en el 2005”.

Subraya que “el gobierno estadunidense, por una parte, prohíbe drogas como la marihuana, cocaína y heroína, y por otro lado fracasa en reducir sustancialmente la demanda en Estados Unidos de estas sustancias ilegales. Entonces esto no es un problema que México pueda solucionar por sí mismo.

“La prohibición de drogas alimenta la violencia de los productores y distribuidores de sustancias sicotrópicas por lograr posicionarse en el mercado de productos ilegales y entre los consumidores”.

Freeman señala que “la violencia es el árbitro del mercado negro y sus efectos secundarios son sumamente destructivos en México porque se alimentan de instituciones corruptas que tradicionalmente no han tenido la capacidad de hacer cumplir la ley o proporcionar seguridad pública, lo que hace que la violencia se salga de control”.

Por sus drogas los conoceréis

Para el académico y doctor en derecho Fernando Tenorio Tagle, el 40 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en México corresponde al que genera el crimen organizado asentado en nuestro país, situación similar a la que ocurre en Italia, con el mismo porcentaje.

El profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Azcapotzalco afirma que “la inseguridad frente al delito sigue siendo un problema serio, si consideramos que al radicalizarse las cosas, como se ha venido confirmando año con año, el aumento de las tasa de homicidios dolosos en el país, de 20 o 22 por cada 100 mil habitantes, nos sigue ubicando en el segundo lugar mundial de ejecuciones después de Colombia, la cual vive una situación de guerra permanente”.

De acuerdo con el sociólogo y experto en temas de seguridad nacional, José Luis Piñeyro, las estadísticas ayudan a medir el problema cotidiano de la violencia criminal, que ahora suma, en los poco más de 180 días que van del año; 50 homicidios cada semana, siete muertes cada 24 horas, una cada tres horas y media, cada uno de ellos funcionario, agente, delincuente, policía, soldado, civil, periodista con nombre propio y familia”.


Dice que las cifras son elocuentes, pero “falta precisar cómo se maneja esto en los círculos políticos, si la ola de muertes de elementos de policías estatales y municipales son ajustes de cuentas de los sicarios contra agentes corruptos que no cumplieron acuerdos con la mafia o fueron verdaderos servidores que resultaban un estorbo a la delincuencia”.

Luis Astorga Almanza, titular de la cátedra UNESCO en Transformaciones económicas y Sociales Relacionadas con el Tráfico de Drogas, apunta que “el gobierno estadounidense calcula como discurso político y acto de fe que las organizaciones criminales mexicanas obtienen unos 15 mil millones de dólares anuales por la venta y tráfico de estupefacientes, sin decir cómo se reparten los recursos y luego comparan esto con otros indicadores como las reservas y remesas de los mexicanos en los Estados Unidos”.

Para el autor del libro Mitología del narcotraficante en México, “los montos de los recursos obtenidos por el crimen organizado se desconocen al ser una actividad ilícita, pero al contrario se conoce el aumento de adictos al consumo de drogas por las encuestas que se realizan cada cinco años, las cuales miden la prevalencia, no adicciones”.

Cuentas Alegres, pactos rotos

El Departamento de Estado de Estados Unidos en su Informe sobre la estrategia internacional para el control de narcóticos (Internacional Narcotics Control Strategy Report, INCSR), correspondiente al 2006 y publicado en abril de 2007, precisa que “México ha sido profundamente afectado por el tráfico de drogas. Durante 2006 aumentaron los niveles de violencia, corrupción y abuso de drogas”.

El documento describe las políticas antidrogas de Estados Unidos en el mundo. Poco menciona sobre México al destinar sólo 6 cuartillas, de manera superficial toca la creciente narcoviolencia en este país, ni tampoco sugiere una propuesta para enfrentar al crimen organizado.

Su idea básica para que México mejore su capacidad de combatir al narcotráfico es dotar a los cuerpos policiacos de “mejor equipo, entrenamiento y herramientas de investigación”, así como “reformas judiciales… para que los avances en cuanto a calidad sean consecuentes con la capacidad para aplicar la ley”.

En este contexto el gobierno de George W. Bush subraya y califica de excelente el trabajo realizado durante el gobierno de Vicente Fox (2000-2006), respecto al desmantelamiento de grandes organizaciones de traficantes de drogas, por extraditar a 63 fugitivos de las leyes estadunidenses, por erradicar cultivos de opio y marihuana, y por mantener procesos abiertos y darle seguimiento jurídico a delitos relacionados con el lavado de dinero.

Se acota que “México es uno de los principales países de producción y tráfico de las drogas ilícitas que llegan a Estados Unidos, cerca del 90 por ciento de la cocaína que se consume en Estados Unidos pasa por México”.

Respecto a la evaluación sobre la policía mexicana, se menciona que “la Agencia Federal de Investigación se ha convertido en el elemento central de los esfuerzos gubernamentales por generar instituciones de aplicación de ley más profesionales, honestas y eficaces”.

El Departamento de Estados Unidos apunta que en México ha ido en aumento el consumo de drogas, especialmente de marihuana, seguida por la cocaína y de enervantes en aerosol, como son la pintura y el pegamento.

Sin metas

Para Valeriano Ramírez Medina, investigador en temas sobre el poder político y seguridad nacional, el aumento de la narcoviolencia tiene referentes políticos y de poder.

En este sentido explica cómo, “durante el largo control priísta, las bandas del crimen organizado lograron acuerdos no escritos para la definición de las fronteras de operación, esto era que los grupos delictivos no se metían a la política, ni los políticos se introducían en el crimen organizado. Este pacto fue roto por las policías cuando se convirtieron en aliados, cómplices y hasta miembros de las bandas criminales”.

Describe que el problema actual de violencia estalló en 1984 cuando el columnista Manuel Buendía fue asesinado porque tenía en su poder información que evidenciaba que las policías estaban al servicio del narco. “Un año después el asesinato del agente antinarcóticos Enrique Camarena se confirmaron públicamente esas sospechas “.

Resalta cómo aumentó el problema del narcotráfico desde hace 20 años en lugar de disminuir. “En estas dos décadas el asunto se agravó con las sospechas de que altos funcionarios y políticos apadrinan a bandas del crimen organizado”.

Según el catedrático, en México el fenómeno del narcotráfico toma cauces diferentes a partir de la década de 1980, con la generación de cuatro cárteles: el de Amado Carrillo (cártel de Juárez), los Arellano Félix en Tijuana, el cártel del Golfo con Juan García Abrego y el grupo de Rafael Caro Quintero en Sinaloa.

“A partir de la consolidación de estos grupos en la producción y envío de drogas hacia Estados Unidos, se dan nuevos vínculos que no son con gobiernos locales o federal sino con las policías federales y estatales, creando una acelerada descomposición en los órganos de seguridad, lo cual garantiza impunidad y protección a las zonas de producción y distribución”.

Para el doctor en ciencia política Francisco Javier Jiménez Ruiz, otro problema es que hasta 1990 México era considerado como “un país puente” o de paso de las drogas con rutas muy específicas y aparentemente se puede decir que existían mecanismos de respeto entre los grupos de narcotraficantes con respecto a sus plazas donde mantenían control social y poder político.

En la década de 1990 se desarrollan las peleas entre los cárteles: no sólo son ya las rutas de exportación hacia Estados Unidos, sino se compite por los mercados internos, sobre todo en la zona norte y la zona del bajío, “donde regresan los emigrantes a sus lugares de origen que han adquirido adicciones a través de su vida en Estados Unidos y por tanto se generan mercados seguros de consumidores”, advierte.

Prosigue Jiménez Ruiz: “El problema es que el crimen organizado se había especializado en áreas específicas de la delincuencia como narcotráfico, fraude financiero, prostitución, secuestro, robo y otras más, pero con la diversificación de actividades, al ampliarse las redes delincuenciales, comienzan a coordinarse diversas actividades en redes más amplias vinculadas con diversos grupos”.

Para el doctor en sociología Jerónimo Hernández Vaca, a finales de la década de 1990 las grandes cabezas de los cárteles habían tenido una organización interna muy segura, pero empiezan a tener rupturas que generan a su vez pequeños bastiones de poder locales o regionales y esto deriva en una competencia interna, lo que produce mayor violencia donde se enfrentan cárteles grandes con los pequeños.

Resalta que ahora los cárteles grandes, al sentirse traicionados por los grupos pequeños que se fracturaron de su estructura, “utilizan formas de prevención; por eso ha crecido la violencia y las ejecuciones. Entonces, el gobierno no tiene control sobre de ellos porque ha permitido el crecimiento de estos grupos y no ha actuado cuando ha tenido la posibilidad de hacerlo”.

De acuerdo con José Luis Piñeyro, el aumento de la violencia indica un reacomodo de grupos de poder pero también el efecto natural del relevo de autoridades gubernamentales a nivel estatal y el arribo de nuevos jefes policíacos.

Resalta que esto revela la incomprensión del problema y por lo tanto “la certeza de que el crimen organizado se ha hecho del control social y político de algunas partes de la República y anda en busca de la redefinición de zonas francas”.

Curar cáncer con chochos

Tenorio Tagle advierte que la inseguridad y el narcotráfico durante el gobierno de Felipe Calderón “será un serio problema a lo largo del sexenio, muy semejante a los gobiernos anteriores, donde las negociaciones y pactos de los entonces candidatos presidenciales para recibir ciertos apoyos se daban por debajo del agua; sin este aspecto no se entiende por qué el Chapo Guzmán está fuera de la cárcel”.

Menciona que el presidente de la República “no la tiene fácil, si consideramos que la inversión en materia de seguridad pública se ha ido a la basura en algunos segmentos, por ejemplo todo lo que es el ámbito de la Policía Federal Preventiva (PFP), donde hay más desperdicios que resultados”.

Valeriano Ramírez subraya que Calderón “está atacando el cáncer con aspirinas. El problema del narcotráfico no son los narcotraficantes, sino las causas que generan que grandes sectores de la población pauperizada en amplias regiones del país se vean obligados a ingresar, tolerar o formar parte del narcotráfico”.

Según Hernández Vaca, el uso del Ejército contra los grupos dedicados al narcotráfico por parte del gobierno de Calderón tiene varios perfiles políticos.

Por un lado, asegura, “los operativos contra el narcotráfico son mediáticos, no buscan realmente acabar con el crimen organizado, sino que tienen el objetivo primordial de confirmar la subordinación del gobierno mexicano a los objetivos continentales del gobierno estadunidense”.

Precisa que “la lucha mediática contra el narcotráfico busca brindar tranquilidad a los negocios estadounidenses establecidos en México para que no abandonen el país ante la ola de protestas populares contra el gobierno federal por las reformas a la ley del ISSSTE, y los problemas locales como la APPO en Oaxaca”.

Para José Luis Piñeyro los grupos criminales también han establecido prácticas mediáticas que les han funcionado, como “sembrar cuerpos mutilados, amenazas directas, cabezas cercenadas y una imagen de ingobernabilidad y terror basado en una ofensiva que ya tuvo una contundente respuesta”.

La fuerza de la ley

En el reporte Estado bajo asalto, de Laurie Freeman, se describe cómo “en Estados Unidos investigaciones encubiertas del FBI revelaron que soldados estadunidenses, conspiraron para utilizar la protección que sus uniformes y vehículos militares con el fin de traficar drogas en el suroeste de ese país”.

Describe que “en las investigaciones del FBI también han detectado corrupción dentro de la Patrulla Fronteriza, pero existen indudablemente muchos ejemplos de corrupción en el lado estadunidense para permitir que las drogas ilegales continúen fluyendo”.

La investigadora indica, de acuerdo con las cifras del reporte bianual de la Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas y Salud (Nacional Survey on Drug Use and Health), de 2004, cómo el consumo de cocaína y heroína ha aumentado drásticamente en EU. En el 2003 se tenía una población de dos millones 228 mil personas que consumían cocaína todos los días, cifra que aumenta con 57 mil adolescentes y más de 94 mil adultos por año.

Este número de consumidores en el año 2007 podría alcanzar 2 millones 732 mil adictos, sin contar más de 3 millones de “drogadictos ocasionales”, por lo tanto, la reducción de la adicción a las drogas beneficiaría en gran medida a Estados Unidos y a México.

En las propuestas que indica el reporte para reducir la narcoviolencia y la narcocorrupción, se plantea que Estados Unidos debe apoyar y cooperar en diversos rubros; reducir la demanda de drogas y establecer estrategias de prevención basadas en evidencia; incrementar el acceso a tratamientos de alta calidad con el objeto de eliminar el consumo de droga.

Otro punto indica fortalecer las regulaciones de las ventas de armas en Estados Unidos para dificultar que las armas vendidas en ese país caigan en manos de la delincuencia; Ayudar a México a restaurar el orden público y con ello proporcionar a sus ciudadanos seguridad pública, por medio de una profunda reforma de sus instituciones policiales y judiciales, garantizando un estado de derecho exitoso.

Finalmente apunta que el gobierno mexicano debe ser más exitoso a través del estado de derecho llevando a la delincuencia ante la justicia y no sólo demostrando su fuerza con una exhibición de potencia en las calles.

Fecha de publicación: Julio 2a quincena de 2007 Año 5 No. 83

Un cuento chino

La captura de un mexicano de origen chino podría aclarar la historia detrás del mayor decomiso de dinero en la lucha contra el narcotráfico y, de paso, salpicar al gobierno.

Fuente: Revista Semana, Colombia. 28.7.2007


La prensa de México lleva más de un año obsesionada con el caso del mexicano de origen chino Zhenli Ye Gon. Y no es para menos. Su captura, la noche del pasado martes, por la DEA en un restaurante en Maryland, Estados Unidos, es el último capítulo en la intrigante historia de este empresario acusado de narcotráfico que se ha convertido en un permanente dolor de cabeza para el presidente mexicano Felipe Calderón y el gobernante Partido de Acción Nacional (PAN).

Hasta el pasado 15 de marzo, no se conocía una persona en el mundo a la que se le ocurriera tener en efectivo, y en el guardarropa de su casa, entre maletas y cajas, la cuantiosa y nada despreciable cifra de 205 millones de dólares. Para ser más exactos, la Agencia Federal de Investigación (AFI) encontró en la mansión del chino nacionalizado 2.052.925 billetes de 100 dólares, más de una tonelada de dinero. Esto sin contar los euros, los yenes, los pesos mexicanos, las joyas, las pistolas, los autos de lujo, una colección de relojes avaluada en 400.000 dólares y uno que otro cheque de viajero.

La historia detrás del mayor decomiso de dinero en la historia de la lucha contra el narcotráfico en el mundo comenzó el 6 de julio de 2006, en un semáforo aduanal del puerto Lázaro Cárdenas, en México. Al contenedor que traía 20 toneladas de químicos, importados por la empresa Unimed Pharm Chem, de propiedad de Zhenli, le tocó el semáforo rojo y la consecuente revisión. Los laboratorios comenzaron a analizar la sustancia y, por lo complejo del proceso, le regresaron los insumos al chino. Sólo tres meses después el laboratorio encontró la trampa, pues mientras Zhenli afirmaba importar Methyl-Acetylamino (metilcrilamida), en realidad traía Acetato de N-Acetilseudoefedrina, un derivado de pseudoefedrina. Esta última sustancia es común en muchos antigripales y su comercio en el mundo es legal aunque restringido, pues puede producir metanfetamina, un estimulante poderoso que los carteles de la droga venden como pastillas, inhalada o inyectada.

En el guardarropa de la casa del empresario mexicano de origen chino Zhenli Ye Gon se encontraron 205 millones de dólares. El martes pasado fue capturado por la DEA en Estados Unidos Según Zhenli, el secretario de trabajo, Javier Lozano, le dio a guardar 150 millones de dólares del PAN. Lozano lo demandó por difamación. El presidente Felipe Calderón ha restado importancia a las acusaciones PUBLICIDAD Los resultados de la investigación tardaron un mes más en llegar a manos de la Procuraduría General de la República (PGR), que de inmediato ordenó detener la siguiente importación de Zhenli. Esta fue el 5 de diciembre de 2006, cuando sí se logró incautar por primera vez un cargamento de 19 toneladas de Pseudosefedrina. Allí comenzó la investigación que cuatro meses después terminaría en el cateo de la casa de Zhenli, donde se encontraron los 205 millones de dólares, producto, según la PGR y la DEA, del tráfico de metanfetaminas. Del dueño de la fortuna no se encontró ni el rastro. Con 12 detenidos y el dinero del ilícito incautado, el caso judicial parecía estar llegando a su fin. Pero la historia dio un giro político y mediático. La novela del chino nacionalizado mexicano apenas comenzaba.

No es mucho lo que se conoce con certeza sobre Zhenli. Se sabe que llegó a México en 1990 y hasta el año 1997 se dedicó a la importación y comercio de productos chinos. En ese momento fundó su distribuidora farmacéutica y comenzó a construir una inmensa fábrica que nunca terminó. En 2004 le reportó al Estado que ganaba 7.000 dólares mensuales, cuando, tan sólo tres años después, lo incautado sumó centenares de millones de dólares.

Escándalo político

El 2 de julio de este año, Zhenli, fugado a Estados Unidos, dio una entrevista a la agencia de noticias AP. No sólo aseguró ser inocente, sino que argumentó que 150 de los 205 millones eran sobrantes de la pasada campaña presidencial que el PAN, bajo amenazas, le había solicitado guardar. Según Zhenli, se los había entregado Javier Lozano Alarcón, el secretario de trabajo y miembro activo de la campaña. La entrevista lo mostró tranquilo caminando por la calle como si nadie lo buscara, lo que desató una tormenta política en México. Lozano Alarcón decidió viajar a Estados Unidos y demandar al chino por difamación, pues niega que ese dinero sea del PAN. Pero Zhenli volvió a atacar. En una nueva rueda de prensa prometió presentar pruebas, como fotos y videos.

El presidente Calderón no dudó en calificar las acusaciones como un "cuento chino", y la oposición en pedir investigaciones exhaustivas al gobierno. Poco después se informó que los 205 millones de dólares ya no están en México y que fueron depositados en una cuenta del gobierno mexicano en el Bank of América. La noticia generó polémica porque el dinero, prueba y pista para perseguir el lavado de activos, nunca fue puesto a disposición de los jueces.

Calderón anunció que el dinero ya era propiedad de los mexicanos y que pondría a ese hombre "tras las rejas". México comenzó a alistar la solicitud de extradición. La facilidad de este personaje para moverse en Estados Unidos comenzó a despertar suspicacias del otro lado de la frontera, pues se conoció que una hermana del chino trabaja en el FBI. Pero cuando se comenzaba a especular sobre su verdadero papel en esta historia, llegó la captura de la DEA.

Tan pronto se confirmó la noticia en México, el presidente Calderón no dudó en cobrarla como un triunfo personal. "A petición de mi gobierno ha sido detenido uno de los principales responsables de la introducción y la distribución de metanfetaminas", aseguró. Pero según la DEA, Zhenli no fue capturado con fines de extradición, sino por conspiración para introducir "500 o más gramos" de droga en Estados Unidos. Según lo explicó la directora de la DEA, Karen Trendy, "hemos aprehendido no solamente al hombre detrás del dinero, sino al hombre detrás de la droga… Quizá nunca tocó las drogas, pero él lo hizo posible, facilitó el comercio y la producción de precursores químicos".

El caso del chino produce a diario un nuevo titular. La lista es extensa, y uno de los más llamativos es el video del 3 de febrero de 2003 en el que el entonces presidente, Vicente Fox, le entrega su carta de naturalización. Desde ese momento Zhenli se convirtió en un mexicano. Los méritos de Zhenli para hacerse a este privilegio no son para nada claros, pues su carácter migratorio sigue siendo confidencial.
Las autoridades mexicanas han tratado nuevamente de minimizar el tema, al calificarlo como un "caso cerrado". Pero lo cierto es que aún queda chino para rato, pues la última noticia es que Zhenli perdió en los casinos de Las Vegas, entre 2004 y 2006, 178 millones de dólares en apuestas, sin que el sistema antilavado lo detectara. Según los analistas políticos, lo que viene ahora es el destape de la red de complicidades del mexicano de origen chino a ambos lados del Río Bravo, y una que otra sorpresa que salga del juicio que empieza en la Corte del distrito de Columbia el próximo 3 de agosto. Sólo entonces comenzará a aclararse si las acusaciones de Zhenli, como asegura el Presidente, no son más que un cuento chino.

Africa Occidental: nueva ruta del "narco latino"

Interpol asegura que dos tercios de la cocaína que llega a Europa pasa por esa región. Los países de la costa oeste africana se han convertido en puertos de tránsito para los carteles de la droga de América Latina que abastecen al mercado europeo. La situación más delicada se vive en Guinea Bissau, calificado como el primer “narco-Estado” del mundo.

Fuente: Diario La Nación

Cargamentos de cocaína caen desde aviones misteriosos. Bienvenido a África Occidental, una región que está convirtiéndose en ruta predilecta de los narcotraficantes latinoamericanos -principalmente colombianos- para acceder a Europa. Así lo asegura el último informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Crimen (Onudc).

En las últimas semanas, 800 kilos de cocaína que flotaban en el mar, probablemente lanzados desde un velero, fueron incautados frente a las islas Canarias (España). La marina francesa también decomisó 800 kilos de coca en un barco frente a Costa de Marfil.

La confiscación de cocaína en la zona se ha multiplicado por seis en los últimos años y la Interpol afirma que dos tercios de la cocaína que llega a Europa han pasado por ahí.

“La inestabilidad política y los conflictos internos de los países africanos los convierten en un paraíso de impunidad para los narcotraficantes”, señaló el representante regional de la Onudc, Antonio Mazzitelli.

Son varios los países afectados, incluyendo Nigeria, Ghana y Costa de Marfil, pero Guinea Bissau -al que algunos ya califican como el primer “narco-Estado” del mundo- estaría en el corazón del problema al ser uno de los más vulnerables.

De hecho, los expertos estiman que este pequeño país, clasificado entre los más pobres del mundo, se ha convertido en un gran depósito de cocaína en la región. Ayuda también que la ex colonia portuguesa cuente con 90 islas, de las que sólo 17 están habitadas

“La situación geográfica de Guinea Bissau favorece a quien quiera llegar a Europa. También está la extensión geográfica y la falta de recursos materiales para que la policía pueda controlar todas las islas que hoy sirven de depósito para los narcotraficantes”, dijo Nelson Moreira, presidente de la comisión interministerial de lucha contra la droga de este país.

El activista de derechos humanos de Guinea Bissau, Mario Sa Gomes, denunció recientemente la corrupción y los vínculos entre las redes de narcotráfico y los líderes políticos, policiales y militares de su país.

Pero aunque en las calles de Guinea Bissau se respira el miedo a la creciente influencia de los narcotraficantes latinoamericanos, pocos creen que un país tan débil como el suyo, dependiente de la ayuda internacional, pueda combatir estas nuevas mafias internacionales.

La ONU afirma que la tendencia a utilizar esta región para el transporte de la cocaína comenzó hace unos cinco años, y que las nuevas estructuras de los narcotraficantes complican la lucha antidrogas.

“Uno añora los días de Pablo Escobar (narcotraficante colombiano que controlaba gran parte del negocio de drogas del mundo desde Colombia en los años 80) en el sentido que entonces se estaba luchando contra el crimen organizado”, afirmó Francisco Thoumi, director del Centro de Estudios y Observatorio de Drogas y Delito en Colombia.
“Hoy se está luchando contra señores de la guerra y esta gente tienen vínculos mucho más fuertes con las mafias internacionales”, agregó.